martes, 18 de diciembre de 2007

Solbes y el conejo

Solbes acaba de rubricar la Santísima Trinidad de la economía en España: no controlamos lo que vale un euro, se nos va la mano con las propinas y debemos comer conejo en vez de pavo. Conclusión editorial de este Blog: pues mira, que tiene razón, aunque también ha cometido en error de novato. Vayamos por partes (que me ha gustado esto de diseccionar...):

"No sabemos lo que vale un euro". Pues por mucho que nos duela, todavía hay gente que ve las monedas de euros como monedas de 100 pesetas. Cuando yo era pequeño y algún amigo pagaba un puñado de gominolas con un billete de 1000, era un sobrao. Pues ahora casi todos los niños pagan un puñado de gominolas con un billete de 5, que por poco no es lo mismo. Y lo que sobra parece tan poco que lo gastamos en otra tontería. Eso sí, la hipoteca por las nubes nos da sarna, pero luego estamos todos en los bares pagando copas por 14 euros (Madrid>copa>14 euros) y nos pensamos que pagamos 1.400 pesetas...

"Se nos va la mano con las propinas (y a lo mejor hay que moderar)". Aquí ni pincho ni corto porque nunca he dado ni daré propinas. Me parece un sobresueldo injustificado. ¿Por qué parece obligada en el sector de la hostelería y en los demás sectores parece una excepción de lujo? A mi entender todos nos hacen un servicio (algunos más importantes que otros), así que a todos o a ninguno, y dado que no me sobran las pelas, pues a ninguno (al menos yo).

"(Si no les llega el dinero) coman conejo en vez de pavo". Éste es el error de novato. En un país donde el único bien repartido a gusto de todos es la razón (todo el mundo cree tener suficiente), insinuar a un español lo que debe de hacer es la mayor provocación que puedes cometer. Además, también es éste un país en el que se pueden pasar miserias mes tras mes, pero si hay que comprarse un coche, que sea Audi; y si hay que cenar en Navidad, que sean trufas con caviar hasta para el perro.

En fin, si en vez de estar tan a la defensiva dedicásemos más tiempo a escuchar y reflexionar, menos tonterías se dirían en los telediarios y en los medios, ávidos de un mínimo detalle para sacarle cien mil pies al gato. Pero claro, como también dije en alguna ocasión: entonces esto ya no sería España.

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