miércoles, 13 de febrero de 2008

Los superdelegados

Se masca la tragedia en el bando demócrata. El constante empate que a primera vista parecía bueno (porque creaba expectación y movía al voto), podría acabar convirtiéndose en el peor de los lastres. Es cierto que a día de hoy parece que Obama ha cosechado bastante ventaja (gana en número de Estados y de delegados; e incluso ya ha pasado a referirse en sus discursos a McCain, y McCain se refiere a Obama). Tambíén es cierto que los cambios en el gabinete Clinton no han sido muy bien vistos, o mejor dicho, se han visto claramente, pero como mal augurio. Pero no hay que olvidar que si Hillary se lleva Texas y Ohio, un par de Estados con un buen número de delegados en juego, la cosa se iguala de nuevo. ¿Adónde quiero ir a parar? Pues que caso de que no haya un ganador claro, entrarán en juego los superdelegados. Me explico...

El primer paso del proceso electoral americano es el que estamos viviendo ahora: las primarias, momento en el que se intenta recabar el mayor número de delegados por Estado. El segundo paso consiste en la reunión de todos los delegados del país en una Convención para que ellos mismos voten al candidato definitivo, coincidiendo casi siempre que el delegado de un candidato vota a dicho candidato. Dicho esto, podría parecer que la Convención es un puro trámite, y realmente lo es, pero sólo cuando hay un claro ganador. Si no lo hay, cobran protagonismo los superdelegados, que son algo así como un delegado libre, es decir, no asignado a ningún candidato. Así que si hay cierto equilibrio de fuerzas, es su voto el que acaba desequilibrando la balanza a favor de uno u otro.

¿Por qué esto es un problema? Pues porque empezando a sospechar que el empate es bastante factible, se ha levantado el debate público: ¿los superdelegados deben votar al más votado, o deben actuar como un juez, es decir, actuando según les dicte su propio juicio y eligiendo al candidato menos votado si lo creen conveniente? Barack opina lo primero, en base a que es más justo; y Hillary apoya lo segundo, en base a que ese es exactamente el papel histórico de los superdelegados. Sea como sea, si al final los superdelegados actúan por sí mismos y eligen al candidato menos votado, muchos ciudadanos demócratas (la mayoría, para ser exactos) se sentirán defraudados porque su voto se ha desestimado, y eso provocará un desinterés en volver a votar que puede dar el poder a los republicanos en la fase final.

Y por el momento, Obama podría llegar como el más votado, pero Hillary podría llegar como la candidata con más apoyos asegurados (aunque más de uno que ya tenía fijo se está cambiando de chaqueta en las últimas horas)... Ante este problema, poco se puede hacer más que esperar a ver qué pasa. Tanto Obama como Hillary siguen entrevistándose con todos los superdelegados para ganarse su voto, pero parece que está escrito que la emoción caracterizará a este proceso electoral.

Por cierto, a estas alturas ya os he dado bien a conocer a los candidatos, pero no os he hablado de su programa electoral. Me ocuparé de ello en alguna próxima sesión, pues no olvidéis que gran parte de lo que el nuevo presidente(a) decida, nos afectará a todos en mayor o menor medida...

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