martes, 23 de octubre de 2007

Oposición a la oposición (o cómo ser juez sin morir -de viejo- en el intento)

Nueva semana y nuevo tema de moda. Hace siete días todo el mundo opinaba sobre la madre de 17 años a la que no dejaban donar parte de su hígado a su bebé (al final, y seguramente por este sano ejercicio del debate público y mediático se lo van a permitir). Pero esta semana cambiamos radicalmente de campo y nos pasamos a las oposiciones para juez.

Ayer anunció el ministro Bermejo la posibilidad de que se cambie (ahora en vez de cambiar dicen compatibilizar) el sistema de oposición por un concurso de méritos: la mejor nota de la carrera se lleva el perrito piloto. O lo que es lo mismo, cambiar ese periodo de estudio en la biblioteca (unos cinco años) por un periodo de formación con un juez de verdad. Pero claro, los que hoy mismo (y desde hace no-sé-cuánto) están en las bibliotecas estudiando el denso temario han puesto el grito en el cielo.

Unos defienden que la oposición es la mejor manera de que los estudiantes de las diferentes universidades sean medidos por el mismo rasero. Cierto. Y el Gobierno dice que pasar 5 años estudiando alejado de lo que es el verdadero trabajo de juez o fiscal, no es lo más deseable. Cierto también. Minipunto para los dos equipos.

Los estudiantes argumentan que un opositor sabe dos veces más de derecho que el mejor de los universitarios. Cierto. Pero el Gobierno insiste en que cosa más práctica e ilustrativa que trabajar mano a mano con un juez no lo hay. Y añado yo que además es mejor forma de controlar si un chaval tiene sentido común además de memoria, que no es lo mismo ser listo que inteligente. Así que le doy otro minipunto para el Gobierno. 2-1.

En esto que aparece Zaplana, que parece no tener bastante con sus marrones personales, y suelta que lo que quiere el Gobierno es regalar a sus allegados los puestos de juez y fiscal. La experiencia dice que lo que se lleva regalando toda la vida es, precisamente, la oposición, así que punto negativo para Zaplana, penalty y expulsión. Uno menos.

Por tanto, la polémica entre estudiantes y Gobierno se salda de momento con un 2-1 a favor del equipo del Gobierno, aunque quizá sea una diferencia insuficiente (ninguno ha llegado a los minipuntos que dan el punto) para quedarse con unos u otros. Lo que no me acaba de convencer del Gobierno es que, según dicen, lo hace porque hay pocos jueces y pocos fiscales, lo que deja entrever que a lo mejor aceleran esos años de formación para empezar a cubrir plazas, y lo que se hace rápido se suele hacer mal.

Quizá lo mejor sea un sistema compartido, en el que la oposición no sea tan extrema y en el que todos se pueden beneficiar de un cursillo tutelado por un magistrado de los buenos. Eso sí sería formación y eso sí que sería un futuro interesante. Pero en fin, es mi opinión desde la ignorancia, aunque sin duda escucharemos desde ambas partes nuevos argumentos que nos permitirán entender mejor y dejar el tema visto para sentencia. A poder ser, antes de siete días o la prensa pasará sin remordimientos a otro tema de moda.

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