jueves, 22 de noviembre de 2007

El pavo de Bush ("..y Él limpiará de pecados al mundo..")

Llevo todo el día fuera -empiezo a entrar en la dinámica de la capital- por lo que no me he enterado hasta ahora del tema del indulto de pavos en la Casa Blanca. El caso es que se acerca el Día de Acción de Gracias (¿cómo es que no lo hemos importado aún?). Una de las costumbres de esta fiesta es que haya un par de pavos paseándose por allí, supuestamente con la meta puesta en la cazuela, pero que finalmente acaban siendo indultados por el Presidente. Una costumbre tan misericordiosa debe de hacerle una gracia cojonuda a los prisioneros de Guantánamo, por ejemplo. O a los que esperan en el corredor de la muerte desde hace x años y un día.

Concretamente me he enterado del asunto por el comentario que realiza diariamente Fernando Onega en Onda Cero. Mira que no le trago del todo desde que dejó el Telediario, quizá porque allí se limitaba a leer el prompter sin opinar. De hecho, ha comenzado criticando que la quema de los 40 millones de pavos que se van a comer este famoso día producirá más de no-sé-cuantas-giga-mega-toneladas-métricas de CO2, más de lo que pudieran producir no-sé-cuántas-fábricas de no-sé-cuántos-mundos-de-Yupi. Lo del cambio climático está bien, pero comienza a apestar un poquito.

Pero dejo de irme por las ramas para recuperar otra parte de su comentario, en la que espera que los pavos no sean latinos, ni de pluma negra, ni de nada que no sea católico, ni progresista, que no fumen y que no tengan armas de destrucción masiva, porque si no, a lo mejor se quedan sin pescuezo. Lo que yo espero es que, dentro de su escasa amplitud de mira social (para otrosasuntos sí que tremendamente hábil), Bush sepa que evitarle el sufrimiento a un pavo no quita para revise también la situación de otros tantos presos que a lo mejor no se merecen lo que les está tocando. Pero igual es mucho suponer, no lo sé.

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