viernes, 19 de octubre de 2007

El Arte del Garabato

Hace hoy diez años que el museo Guggenheim abrió sus puertas al público por primera vez. Una cosa tan tonta como abrir dos puertas -para adentro, Romerales-, nos abría mucho más que el espacio de un edificio. Yo creo que abrió un nuevo espacio en las mentes.

Para ser sinceros, reconozco que tengo mis limitaciones en lo que al arte se refiere. Como mucho tengo soltura para distinguir entre edificio, estatua y cuadro; y si tengo un buen día, incluso me aventuro a diferenciar entre impresionismo (las cosas como son) y expresionismo (la cosas según el autor).

También he visto algo de arte abstracto, aunque donde otros abren el manido debate de "esto lo hace mi hijo en la escuela", yo creo que es algo bueno el hecho de que...la gente se atreva a crear y mostrar algunas cosas. Aunque parezcan absurdas. Porque este tipo de obras no son para ver dentro de ellas, sino para aprender a ver fuera de ti mismo. Hay que aprovecharse de estas obras para abrir la mente, para ver que la misma cosa que vemos todos es diferente en cada uno. Si cada individuo empezara a ver las cosas como las siente sin el prejuicio de pensar "se me va la pinza", todos disfrutaríamos más de los momentos cotidianos. ¿No dicen que todo depende del cristal con que se mire?

Eso sí, otra cosa es el precio al que te quieran encasquetar la oportuna obra, cuestión que reconozco que a los autores se les suele ir de las manos. Pero bueno, también pagaron 75 millones de euros por Zidane y nadie dijo nada. Así que, resumiendo, felicidades al Guggenheim por sus diez años, felicidades a los que disfrutan de él o de cualquier otro museo, y felicidades a todos los que ya han aprendido a ver fuera de sí mismos.

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