sábado, 3 de noviembre de 2007

Ni contigo ni sin ti (y a otra cosa, mariposa)

Cuando el otro día escuché que el rey iba a visitar oficialmente Ceuta y Melilla por primera vez, me dije: "pues ya se lo ha pensado, después de 32 años en el trono". Pero esta noticia, lejos de ser un festival de algarabía, ha sido el detonante de una -otra más- 'crisis institucional'.

Yo no es que sea muy partidario del rey, pero reconozco que la gente de Ceuta y Melilla tiene tanto derecho a recibirlo como la gente de cualquier región española, que el presupuesto millonario del monarca también sale de sus impuestos. Así que me parece fuera de lugar que haya que andarse con cuidado en la visita porque Marruecos aún cree que sendas ciudades son parte de su territorio. Nosotros también perdimos Gibraltar y no ponemos el grito en el cielo cada vez que llega un político inglés (a no ser que se traiga un submarino radiactivo bajo el brazo, claro).

De todos modos, no es el mismo caso. O quizá sí, entendiendo que cada vez que se saca el tema 'Gibraltar', Reino Unido esboza una sonrisa y sorprendentemente zanja el asunto. En el caso de Ceuta y Melilla, el asunto no se zanja con un sonrisa, pero se zanja enseñando los dientes. Vamos, que es una especie de necesidad para ambos países el discutir de vez en cuando. Como las parejas al uso.

Se discutió con el islote de Perejil (la demostración de fuerza más embarazosa de la Historia), se discute con la pesca (aunque ésto sí que ha tenido consecuencias más graves, que se lo digan a los pescadores afectados), se discute por Sáhara occidental (aunque sin demasiado esmero, sólo por quedar de humanitarios y tal) y se discute con la inmigración. Pero al final, los medios de comunicación sacan otro tema y parece que todo se acabó. Digamos que Mohamed VI, caracterizado por traer un poco más de lógica a los nuevos tiempos (aunque tampoco tanta), ha tenido un revenchín y ya está. Y España, que le permite demasiado, ha optado por aligerar la agenda real. En dos días vuelve el embajador marroquí -retirado por imperativo de su monarca a día de hoy- y aquí no ha pasado nada.

Resumiendo, que ni crisis ni bobadas. Caprichos de noviembre, diría yo. Seguro que ya están pensando en la próxima escenita internacional. Qué mundo éste, en el que los dirigentes se ocupan de pijadas y la población a la que debieran servir es la que se preocupa de cómo escapar de la miseria que les rodea... aunque sea en patera.

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