martes, 16 de octubre de 2007

Fútbol no es fútbol

¿Pero cómo no va ha haber debate con la selección si la propia Federación Española de Fútbol es un prostíbulo de cinco estrellas? Se ve que tenían poco con la presión de la opinión pública y mediática, que Villar, Hierro y Aragonés se han puesto a escribir un nuevo capítulo de Pasión de Gavilanes.

El primero, Villar, responsable máximo de lo que en este país pase con el fútbol. Cacique que tiene los días contados y que intenta desviar la atención organizando amistosos como el de mañana ante Finlandia (¿para qué?) o, mucho mejor, un homenaje a la aportación de Raúl a la selección (en serio, ¿para qué? ¿tanto impresionan los comunicados del Real Madrid?).

Luego viene Hierro, invitado estrella de última hora, supuesto suspiro de alivio para Aragonés pero apuñalador trapero y colaborador necesario de Villar en esto del homenaje.

Y por último -siempre el último-, Aragonés, que no llama a Raúl, que tiene la presión de gran parte del país por no hacerlo, y cuyos jefes directos le dicen: "pues a lo mejor le hacemos un homenaje". Habrá respondido Aragonés: ¿pero es que se retira?. Pues no, no se retira. Así que en resumen, sólo es un acto organizado por la Federación para desacreditar a la Federación.

De todos modos, prefiero tener a un inepto como Villar en España, que a un inepto como Platini en la FIFA. El francés, muy preocupado por la salud de los futbolistas, prohibió jugar a más de 4.000 metros de altitud, pero no prohibe jugar en Togo, país en el que el otro día un futbolista salió apuñalado.

Y no es la primera vez que pasa. Los jugadores internacionales están acojonados cada vez que deben ir allí porque saben lo que les toca. El 16 de noviembre de 2003, la selección de Guinea debía disputar la vuelta del partido clasificatorio para el Mundial de Alemania. Quien perdiese quedaba definitivamente eliminado, así que el encuentro era de relativa importancia. Guinea viajó allí con dos aviones, uno fletado con la verdadera selección y otro fletado con otros tantos jugadores no convocados, pero que servían para confundir a la afición anfitriona. Una vez llegados, los jugadores fueron avisados por el propio presidente de la Federación de Togo de que no comieran nada allí porque estaría intoxicado y que cuidado con los humificadores, porque podían expulsar gases nocivos para los pulmones (se ve que tiene buenas intenciones, pero no mucha autoridad para llamar al orden). Una vez en el campo, las faltas locales no se pitaban y las faltas visitantes se inventaban, y como aún así Togo no marcaba, el árbitro alargó el primer tiempo hasta el minuto 57, cuando por fin se produjo un gol celebrado con disparos al aire y abrazos de los militares al delantero en cuestión, sin que al árbitro le importase la invasión al campo y esas cosas (luego se sabría que tanto él como su familia estaban amenazados de muerte). El segundo tiempo fue tan de escándalo que los guineanos no pensaban en perder o no, si no en irse de allí porque temían por sus vidas. Todo esto lo sabemos por Rodolfo Bodipo, jugador del Deportivo de la Coruña que jugó aquel partido y lo denunció nada más salir de aquel país. Tres años después las cosas siguen igual.

¿A que si ahora volvemos al tema de Villar y Aragonés nos parece una tontería?

1 comentario:

Mada dijo...

Parece ser que al final no va a haber acto de homenaje público, aunque ante la insistencia del Madrid (principal promotor de la idea), se llevará cabo lo que han llamado 'acto íntimo'. Bajada de pantalones igualmente.