miércoles, 14 de noviembre de 2007

Jaque al rey

Vaya año más bueno que está teniendo el rey. Que si le queman las fotos, que si le dan revenchines en Cumbres internacionales, que si se le divorcia la hija... Hasta ahora he escuchado mayoritariamente a gente que le defiende, que le disculpan intentando humanizarle, haciéndonos ver que él también es como nosotros... Pero, ¿¡qué cojones!? Más les valdría a estas personas intentar explicarme por qué él es más que nosotros. Yo tengo sobradamente claro que Juan Carlos es un tío normal, que no debería ser más que nadie y que si lo es, es por haber nacido hijo de rey. Menudo currículum.

Que siga habiendo monarquía en estos tiempos va en contra de la razón. Como ya dije una vez, el rey en España cumplía hasta ahora las funciones de un embajador de lujo (no por lo bueno, sino por lo que cobra), pero para mí acaba de perder toda credibilidad...montando la escena en un encuentro de Jefes de Estado. Precisamente este suceso ha dado pie a la acusación del fiscal del Estado para condenar a los dibujantes de 'El Jueves' por injurias a la Corona. Según el fiscal, "si nosotros mismos no respetamos nuestros símbolos, ¿cómo lo van a hacer los demás? (en relación a las críticas de Chávez)".

Me hace mucha gracia cuando algunos defienden el revenchín del rey diciendo: "hizo bien, porque Chávez no es ningún líder democrático". ¿Y el rey sí? ¿Quién lo ha elegido? Para mí puede ser un símbolo el Presidente del Gobierno, a quien he elegido para representarme. O nuestra cultura, una de las más internacionales. ¿Pero la Corona? A lo mejor es un símbolo, pero de épocas que prefiero no recordar.

Lo único bueno que ha hecho el presente rey fue sofocar un golpe de Estado. Pero es que no hizo más que hacer lo que tenía que hacer. ¿O tenemos que estarle eternamente agradecido porque no se aprovechó de la situación? Tanto o más hizo en aquella época Adolfo Suárez y no goza de tantos y tantos privilegios.

Qué cosas tiene la Historia, que primero divinizó al hombre y ahora pretende humanizar a la divinidad. Y nunca nos pondremos de acuerdo.

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